jueves, 18 de junio de 2009

Mascarón de Proa


Embarcada en la vida de un mazazo,

surcando océanos de dolor,

sin poder bajarme en ningún puerto.

La primera en recibir las tormentas

con las manos atadas

¡torpemente pegadas a mi cuerpo!

Si pudiera siquiera usarlas una vez,

y secarme la sal de los ojos.

¡Podría ver!

no sólo mirar hacia adelante.

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