No la sangre
que entrelaza historias,
nutre el lazo
de estas dos memorias.
Lo que une estas vidas
no es genética ni ciencia,
no es sino la propia vida,
que trabaja con paciencia.
No nos ata; nada nos obliga,
que me quieras ni quererte
siente el alma que mendiga
es natural, ocurre al conocerte.
Ni nombre hay, ni tampoco ley que rige
si siento que mayor valor reside
no a quien toca, sino a quien uno elige
cuando no el parentesco, el corazón decide.
Mientras siga la vida estampando
los trazos con un solo movimiento,
tu risa mi tristeza matizando
y en estas letras mi agradecimiento.
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