(A Coca)
Ella da batalla,
defiende su reino de harina y sal
sus manos son sus armas
su armadura un delantal.
No mira atrás ni retrocede,
no sabe de dolor ni de cansancio,
no hay tregua nunca en sus quehaceres
y en el trabajo encuentra su remanso.
Cara de olor a pan y flor silvestre,
como ellas, humilde en su linaje,
dispuesta a seguir aunque le cueste
gritándole a la vida: ¡Al abordaje!